Cargando...

El cambio como base del aprendizaje

La humanidad está atravesando tiempos de cambios. La llegada de lo digital modificando radicalmente muchas concepciones de negocios nos lleva a concluir que el mundo contemporáneo está sumergido en un momento que dividirá a las personas entre las que ven cambios y las que ven crisis. Los primeros, los que a través del aprendizaje se han ido preparando para tiempos diferentes, lo han hecho por poseer una visión de saber identificar negocios.
Para estas personas no hay crisis, sino oportunidades. Son las que logran identificar posibilidades donde otros no las ven. Entonces, mientras otros, por falta de herramientas, entran en crisis, aquellas van desarrollando el “músculo” para seguir avanzando, adaptándose a los cambios y sacándoles provecho.

¿Cómo identificar esas herramientas en nosotros y en el entorno de manera de ver los cambios como oportunidades y no como crisis? ¿Cómo hacernos de una caja de herramientas en la que tengamos las adecuadas para actuar en diferentes circunstancias?

No porque sepamos manejar el alicate con destreza, lo vamos a usar en situaciones que requieren, por ejemplo, de un martillo. De eso se trata el asunto: de no aferrarnos a las mismas herramientas, por conocidas, cuando podemos abrirnos al aprendizaje y la comprensión de otras que nos pueden ayudar con más precisión y que se adaptan más adecuadamente a las circunstancias. Abandonar la “zona de confort” en la que nos refugiamos por la incertidumbre de tener que usar nuevas herramientas que significan nuevas opciones.

La búsqueda está relacionada con saber identificar las herramientas que nos permitan sacar lo mejor de las circunstancias que nos toque enfrentar en cada situación. Incluso, en rescatar la experiencia adquirida en una circunstancia pasada en la que también enfrentamos cambios importantes, para usarla en circunstancias similares en el presente.

Los cambios, entonces, requieren preparación, aceptación y compromiso, que es el proceso del aprendizaje. El punto clave es verL la experiencia que producen esos cambios asumidos como base de las herramientas. Es decir, hacernos de una caja de herramientas que sepamos etiquetar, almacenar y usar en cada circunstancia que lo amerite.

Y la primera herramienta de la que nos hacemos está relacionada con el lenguaje que usamos con nosotros mismos. Henry Ford señaló en una ocasión que “si piensas que puedes o no puedes estás en lo correcto”. El poder del lenguaje nos lleva a ser lo que pensamos. El lenguaje que usamos con nosotros construye en buena medida nuestra actitud ante los cambios que se nos presentan. Y esa actitud comienza con una conversación íntima con uno mismo acerca de la posibilidad que uno ve de obtener un resultado, ya sea positivo o negativo.

Se trata de enfocarse y ver la posibilidad, pero primero crear la posibilidad cierta dentro de sí, en el cerebro, cargarlo de la emocionalidad correcta y del lenguaje correcto para obtenerlo. De otra manera no se podría.

Esto conduce, de alguna manera, al sentido de la libertad que tengamos nosotros mismos, ya que, si bien no siempre tenemos la libertad de escoger lo que nos pasa, siempre tendremos la libertad de escoger qué hacer con lo que nos pasa. Es lo que se conoce como libre albedrío.

Todo pasa, entonces, por aceptar la circunstancia que estamos viviendo para poder ver la posibilidad de usar la experiencia para sacar la herramienta, o motivación adecuada, para superar con éxito esa circunstancia.

Deja una respuesta


*


Subir
Utilizamos cookies propias y de terceros para ofrecerle una mejor calidad de nuestros servicios; si continúa navegando en este sitio web lo consideramos como una aceptación del uso de Cookies. En caso de requerirlo podrá en cualquier momento borrar las cookies almacenadas en su equipo a través de los ajustes y configuraciones de su navegador de Internet    Más información
Privacidad
× ¿Cómo podemos ayudarte?