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Epicuro y la búsqueda de la felicidad

Seguimos conversando acerca del pensamiento filosófico de ciertos autores clásicos y acerca de cómo ese pensamiento puede aplicarse a las ventas. En las entregas anteriores mencionamos aspectos del pensamiento filosófico tanto de Epícteto como de Sócrates. Vamos a hablar ahora de un tercer filósofo. En esta ocasión se trata de Epicuro y su visión de la felicidad.

Este filósofo, cuya escuela de pensamiento se conoce como Epicureísmo, basa su lineamiento en la búsqueda de la felicidad, o en el hedonismo, para decirlo con más precisión. El mensaje de este filósofo era claro: Disfruta la vida y no te preocupes por lo que venga después de la muerte.

Lo que buscaba Epicuro era que, de alguna forma consciente, todos buscáramos procurarnos la mayor cantidad de placeres en nuestra vida, lo cual nos permitiera una relación mucho más agradable con el quehacer diario.

Como lo que aplica para la vida aplica para las ventas, así mismo esto es tan importante en la vida como en las ventas. Se trata de indagar acerca de cómo hacer para que, de una forma consciente y, sobre todo, genuina, busquemos la mayor cantidad de placer y de emociones positivas en nuestra vida cotidiana.

En tiempos más recientes se ha demostrado la importancia de estos postulados de Epicuro, precisamente a partir de este conocimiento que tenemos, cada vez mayor, del funcionamiento del cerebro. Porque se ha demostrado que el cerebro está programado para sobrevivir y no tiene como prioridad la felicidad sino la supervivencia. Esto explica el por qué el cerebro está más condicionado para fijar, agrandar y memorizar lo negativo que lo positivo.

El psiquiatra Daniel Siegel lo dice de la siguiente manera: el cerebro humano es un teflón para lo positivo y un papel pegante para lo negativo.

Y esto, como ya lo hemos venido afirmando, es clave para las ventas, debido a que debemos entender que nuestro cerebro, o la forma en que estamos constituidos, está más orientado en hacer foco en los aspectos negativos que en hacerlo en los aspectos positivos, por lo que debemos entonces buscar romper con esta línea, que supone un impulso natural e la especie en su necesidad de supervivencia. Es decir, de forma consciente y de una manera genuina y constante, debemos buscar procurarnos la mayor cantidad de placeres posibles todos los días.

Claro, aquí el tema, y Epicuro ya lo adelanta, es que tenemos que tener cuidado con ello, porque repetir un placer de una forma inadecuada, y de forma desproporcionada, nos llevaría definitivamente a una adicción. Y a esclavizarnos en la búsqueda del placer de forma desmesurada.

De hecho, puedo dar fe de esa alerta. Como ya lo mencioné en un mi libro Personas compran personas, yo tengo una condición de alcohólico, específicamente de alcohólico pasivo, y eso es un ejemplo que muestra cómo algo que comenzó con el deseo de procurar una cantidad de placeres a través de la bebida, terminó por convertirse en algo que no pude manejar de forma consciente.

En todo caso, resulta importante que sepamos contrarrestar esa naturaleza humana dada a hacer más énfasis en lo negativo que en lo positivo. Tenerlo presente en nuestras vidas personales y también tenerlo presente cuando vendamos algún producto o servicio a nuestros clientes.

Si una frase resumiría la importancia de este pensamiento aplicado a nuestras vidas y a nuestra profesión sería la de la búsqueda de una felicidad responsable, para que no perdamos el norte.

En el siguiente artículo comentaremos acerca del último de los filósofos que trabajaremos en esta serie destinada a aplicar sus ideas al mundo de las ventas.

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