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Esto NO se hace…

Este post vale la pena compartirlo: se llama «Una docena de cosas que no son marca personal», escrito en tono de comedia, es como para reflexionar sobre algunas prácticas en las que podemos incurrir y que no ayudan en la construcción de nuestra marca personal…


Hoy toca hablar de algo que no debería ser humo, pero que cada vez más (por falta de formación o por falta de profesionalidad o porque siempre hay algún listo) se ve por el mundo del Internecs y que no mola nada. Se trata de la marca personal.

Y es que la marca personal es un proceso en el que tú mismo y tu mecanismo vais a poner negro sobre blanco tus valores, lo que sabes hacer, potenciando lo positivo y siendo modesto con lo negativo, en el que aprenderás a mejorar tus habilidades aún más y a identificar tus posibles debilidades para corregirlas y, quién sabe, hasta mejorarlas convertirte en un verdadero experto. Pero de los de verdad, no de los de pies de barro.

Por cierto, este proceso implica currar mucho. Ponerse al pie del cañón. Mancharse las manos. Vamos, currar y currar. Ah, y medir, pero no al bulto, sino con cabeza y con un método por detrás.

1. Tuitear como un poseso sobre Social Media

O subir estados al Facebook. O poner enlaces a diestro y siniestro en LinkedIn. Vamos, que ser un pesado poniendo los mismos enlaces que todos hemos visto ya porque estamos suscritos (igual que tú) al típico blog que todos leemos, no vale. ¿Por qué no vale? Porque no aportas nada (lo primero) e igual porque tu objetivo no es convertirte en un especialista de Social Media. ¿Sabes de educación? ¿De recursos humanos? ¿De fontanería? ¿De diseño, fotografía? Pues habla de eso. Y si te vas a especializar en Social Media, primero fórmate y luego hablamos.

2. Entrar en continuas contradicciones sin justificación alguna

A ver, cambiar de opinión es de sabios. Y muchas veces leemos cosas en diagonal y rápidamente, con lo que se nos pierde el sentido. Bien está reconocer que te has equivocado o que has leído algo sin pillar bien el contexto (que a todos nos pasa), pero no digas hoy una cosa, mañana la otra, pasado otra completamente contraria… Y si lo haces, intenta ser sutil. Y reconocer que ese cambio de opinión es porque alguien te ha aportado otro punto de vista.

3. Repartir tarjetas a diestro y siniestro

Desde hace mucho tiempo, suelo llevar tarjetas conmigo, pero las doy a quien creo conveniente para lo que sea, puesto que ahí está mi teléfono. Si no la tienes, es porque se me ha pasado (que puede ser), no llevaba tarjetas encima y te la daré en otra ocasión o porque no me aportas nada. Pero todo esto puede cambiar. Lo que no cambia es que tenemos una miríada de tarjetas y que en los eventos hubo un momento en el que eran como los cromos de nuestra infancia: sile sile nole sile sile nole… Y al final, la mayoría las acumulamos, pero se hace difícil clasificarlas todas. Y algunas puede que no te aporten nada. Quizá sea la tuya.

4. Spammear con nuestros contenidos

A ver, que mis contenidos son la hostia. Si lo sé. Que soy cojonudo escribiendo, apenas cometo faltas de ortografía y hasta se me puede perdonar el laísmo y todo, a pesar de ser de Valladolid. Pero no, no mola mirarse el ombligo. Hay gente que sabe más que yo, que escribe mejor que yo o que, simplemente, les tengo aprecio a nivel personal o profesional. O porque me piden que mueva algo. Es decir, que mis contenidos los muevo una vez y no siempre en todas las redes sociales, porque me interesan conocer otras opiniones. Incluso alguna contraria.

5. Postear en redes sociales sin discriminar

A ver, esto es sobre todo aplicable a LinkedIn, pero también al resto de redes. Mira, un ejemplo para que lo entiendas: si has escrito un artículo de opinión política pura y dura sin que tenga que ver nada con Internet, pues igual meterlo en el grupo de LinkedIn de Social Media no es lo apropiado, pero sí en el de economía (o incluso el de Política 2.0). No porque puede que tu opinión no sea interesante, sino porque su lugar es ése.

6. No generar contenido alguno

Igual que no mover contenidos de los demás no mola, pues tampoco mola que no crees nada. Que todos tenemos algo que aportar, aunque sea una opinión. Y no, escupir tuits al timeline no es crear contenido; igual más de 110.000 tuits puede que algo sí sea, pero que no. que no creo que cree nada. Para eso escribo en mil sitios (algunos incluso en los que no imaginaríais).

7. Repetir como un papagayo todo lo mainstream que encuentres

Sé que igual esto es reiterativo, pero si en diez minutos has visto unas veinte veces el mismo enlace, igual alguien se lo ha perdido, pero si compartes intereses con multitud de tus seguidores, seguramente ya lo hayan visto y… no aportas.

8. Las alabanzas gratuitas a otros

De hecho, que me alaben no me gusta, porque aparte de ser Leo (lo que conlleva un ego difícil de controlar – disclaimer: podéis fustigarme por soltar semejante bobochorrez, porque lo digo de coña, pero sí, tengo ego y me cuesta controlarlo) resulta que hace que mi nivel de autoexigencia aumente cada vez más. Y no, no es por decir chorradas en Twitter, sino porque mi trabajo me lo tomo muy en serio. Y me gusta mejorar, porque siempre hay margen de mejora. Y no, la perfección no existe. Ah, una cosa: si alabo a alguien es porque se lo merece. ¿Tú crees que no? Pues eso, porque las alabanzas son subjetivas.

9. La sobreoptimización

Si ves algo a las doce de la mañana, no esperes a tuitearlo a la una y cuarto porque es cuando más gente lo va a leer porque te lo dice una herramienta. Esto está bien para una empresa, pero para ti igual no. Seguramente porque cuando más impacto crees que puede tener, puede que no lo tenga, porque ya lo ha visto todo el mundo.

10. Tener redes sociales sin una mísera web que echarse a la boca

Aquí aplico la máxima que digo a todas las empresas: tu web es tuya. Las redes sociales quizá también, pero no es el primero al que le suspenden la cuenta porque le han denunciado la misma en masa o porque comparte contenidos que a más de uno le resultan ofensivos. Ojo: a mí pocas cosas me ofenden. Y hay quien denuncia cosas. Si te ofenden sus denuncias pero no lo denunciado, igual tienes un problema.

11. Parecer experto sin serlo

Esto lo he leído este fin de semana en EBE y no, no hay que parecer experto sin saber. Lo siento, pero niego esa afirmación porque me parece calificable como:
Peligrosa: te pueden pillar en un renuncio y perder la poca credibilidad que tenemos
Inútil: O sabes o no sabes, pero las medias tintas no valen para nada.
De vendehumos: bastantes vendehumos tenemos ya como para que encima sigas el consejo de que has de vender humo. Lo siento, pero no.

12. Parecer un superhéroe que no duerme ni caga (pero que sí come y se toma mil copas)
Esto ya lo comentó Cristina en una entrada anterior, pero podemos añadir que no muestras ningún tipo de emoción hacia lo que te rodea, no tienes opinión sobre nada y aparte de que lo único que haces es postear cosas sin ton ni son (y de Social Media, porque de repente te has convertido en un hecsperto en comunicación que no comunica nada más que lo último que ha comido, el gintonic premium que ha pedido hace media hora en el bar de moda o los pinchos que te comes en las fiestas a las que te invitan tus amigos de lo dospuntocero porque tus amigos han hecho una empresa para concederte prebendas por ser tu amigo… y demostrando lo poco profesional que sois todos, por cierto.

Mirad, crear una marca personal es algo que cuesta mucho y no sólo se hace online. De hecho, una marca personal no es cómo te comportas online, sino cómo usas las herramientas que tienes a tu favor para comunicar lo que haces, online y offline. Y, sí, yo también cometo errores. De hecho hay quien no sabe a qué me dedico, qué hago, por qué lo hago y cuándo lo hago. Quizá es porque lo comunico mal. O quizá es porque no se presta la debida atención a lo que pongo en mi bio de Twitter.

No obstante, eso, quiera o no, también es parte de mi marca personal. Porque sé que mi marca no la he acabado haciendo yo, sino las percepciones de los demás.

J. Esteban Mucientes
Conocido como @mediotic, es consultor freelance, enfocándose en los medios sociales, especialmente mostrar a través de la formación la utilidad de las redes sociales para cualquier tipo de negocio o colectivo. Escribe en su blog mediotic.info, en el que da salida a temas relacionados con el Social Media y temas de primera ayuda para gestionar redes sociales. Colaborando con Open Ideascomo Social Media Manager para ayudar a empresas que quieren vender en Internet a hacerlo. Según parece, es delegado de AERCO-PSM en Valladolid.

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