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La importancia del lenguaje corporal (I)

Comunicarnos es algo que hacemos permanentemente, incluso cuando no nos damos cuenta. Nos comunicamos aun sin abrir la boca. El lenguaje corporal (también conocido como comunicación no verbal) no solo conforma una parte activa de nuestro sistema de comunicación, sino que proporciona un alto porcentaje de esa comunicación.

Cuando hablamos en público, nuestras palabras apenas proporcionan al auditorio un poco más del 7 % del mensaje, mientras que el tono empleado proporciona un 30% y del resto – más del 60% – se encarga nuestra expresión corporal.

De hecho, nuestra expresión corporal es tan elocuente que, incluso cuando conversamos telefónicamente, recibimos más información a través de ella que de las palabras pronunciadas por nuestro interlocutor, debido a que el tono es el que proporciona la intención a esas palabras, permitiéndonos inferir hasta la posición que pueda estar adoptando.

La comunicación no verbal tiene varias ramas. Una de ellas es la proxémica, que es el estudio de la distancia corporal con la cual cada persona se siente cómoda sosteniendo una conversación. Es tan importante que si uno de los dos interlocutores viola ese espacio acercándose demasiado puede llegar a incomodar al otro, al punto de confundirlo acerca de su intención; si, en cambio, se aleja demasiado podría enviar señales equívocas de distancia o disgusto.

Esta distancia considerada “normal” no sólo varía en cada individuo, sino que también dependerá de los códigos culturales de cada grupo social. Lo cierto es que ese dato ofrece información muy valiosa que nos permite evaluar, por ejemplo, el grado de confianza que existe entre los distintos asistentes a una reunión de trabajo, a fin de fijar las estrategias correspondientes.

En el caso de nuestra profesión de las ventas, se trata de una herramienta muy útil que nos permite evaluar el nivel de confianza que vamos logrando con nuestros clientes, a fin de pasar de una fase a la otra de las negociaciones. Si, por ejemplo, al acercarnos más a un el cliente, este en lugar de alejarse para mantener la misma distancia inicial, se muestra cómodo, sería una forma de entender que estamos alcanzando un mayor nivel de confianza.

Pero, ¿de dónde surge el estudio del Lenguaje Corporal? El asunto se remonta al año 1952, cuando el psicólogo norteamericano Paul McLean habló de la existencia de tres cerebros, introduciendo el término de Cerebro Triuno, el cual estaría conformado por los cerebros:

1) Reptil, o básico, que se encarga de que nos mantengamos vivos con funciones como respirar. Es un sistema nervioso que llega hasta el hipotálamo y es allí donde reposan los instintos.

2) Límbico, que es el de las emociones, y es el que se ha estudiado más en los últimos veinte años. Comprende el hipotálamo y el tálamo. Es el que poseen todos los mamíferos y alberga las emociones. Todo nuestro lenguaje corporal está controlado por este sistema, razón por la cual se dice que es el más sincero de todos.

3) Neocórtex, es el sistema nervioso de donde sale el lenguaje. Si el límbico se considera el más sincero de nuestros tres sistemas nerviosos, este podría considerarse el más capacitado para mentir, porque puede imaginar lo que no existe.

Esto nos lleva a concluir que, así como el lenguaje hablado conoce la capacidad de mentir, al lenguaje corporal le resulta más difícil hacerlo, porque suele expresar con mucha claridad las emociones que siente.

He allí la importancia de conocer el lenguaje corporal y aprender a leerlo correctamente, a fin de tener una mayor cantidad de información posible acerca de lo que expresan las personas con las que nos relacionamos, entre ellos nuestros clientes, con su lenguaje no hablado.

En un próximo artículo ofreceremos algunas notas relevantes con respecto a este interesante tema.

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